Chicago Boys del Siglo 21: ¿Cómo piensa el enemigo del pueblo Chilenx?
Esta semana [5 de Noviembre] tuve la oportunidad a último minuto de asistir a una charla sobre las protestas en Chile, en nada más ni nada menos, que la Universidad de Chicago. No sabía exactamente con qué me iba a encontrar, pero lo que descubrí fue algo más siniestro de lo que me había imaginado. Una sala llena de tecnócratas- Chicago Boys del siglo 21- analizando las protestas en Chile. Casi llamaron a seguridad, una señora sentada a mi lado se quejó porque yo 'gesticulaba' mucho cuando hablaba, y hasta me acusaron de machista y 'violentar' a una abogada Chilena de ojos azules, por interrumpirla cuando hablaba puras mentiras. Pero al fin, me quedé en la sala con el propósito de reportar sobre cómo el enemigo del pueblo Chilenx piensa.
Algunas notas:
Hay un sector de la clase dominante en Chile que está dispuesto a subir los salarios mínimos, reformar el sistema de AFP, reformar la constitución, hasta deshacerse de Piñera. Quieren el orden, y están dispuesto a conseciones ya que los disturbios en la calle a largo plazo son una amenaza para los intereses del capital. Intrínseco a este argumento es la necesidad de preservar el orden gobernante a largo plazo. En la presentación propusieron 3 posibles escenarios para el futuro:
1) Reformas incrementales para apaciguar a lxs manifestantes y eventualmente disminuir el poder de la sublevación del pueblo.
2) Trazando paralelos al 'Caracazo' Venezolano de 1989, la posibilidad que las protestas eventualmente llevarán a un gobierno popular de izquierda tipo Chávez.
3) Trazando paralelos al gobierno Brasileño fascista de Bolsonaro, la potencialidad que un actor de extrema derecha populista llegue al poder, en este caso un demagogo como José Antonio Kast.
En mi análisis la oligarquía en Chile prefiere la opción #1, la clase dominante en EEUU prefiere provocar la opción #3, y los dos temen la opción #2.
Uno de los presentadores dio un resumen detallado de la historia de reformas a la constitución Pinochetista de 1980, sobresaltando el progreso hacia una constitución más 'inclusiva', 'democrática', con 'aperturas' para el cambio estructural. Se sugirió de una manera condescendiente que el reclamo para una asamblea constituyente de parte de lxs manifestantes es un acto simplemente 'simbólico' en contra de un vestigio de la era de Pinochet. La implicación es que, al menos, la constitución Pinochetista ya cuenta con los mecanismos legales para abordar las preocupaciones de lxs manifestantes, y en el peor de los casos, puede enmendarse a un camino más democrático, como ya supuestamente ha ocurrido. De cualquier manera, no había una sola voz en la sala que expresara su apoyo a una nueva Asamblea Constituyente.
Los puntos de discusión de los medios masivos de comunicación chilenos provienen directamente de la academia y los 'think tanks' de EEUU. Similar a Ferguson en los EEUU en 2014, hay un reconocimiento débil en los medios de las quejas de los manifestantes, seguido de una letanía de falsos binarios fabricados: el manifestante pacífico (bueno) contra el manifestante violento (malo), daños a la propiedad privada versus pérdida de vida humana, lesiones a manifestantes versus lesiones a la policía, etc. Esto también incluye mensajes populistas contra las protestas, destacando lxs 'inconvenientes' para lxs chilenxs cotidianxs causados por las protestas; la anciana que no pudo llegar a trabajar debido al cierre del servicio de metro, el dueño de la pequeña empresa cuyo sustento se ve perturbado por las protestas, etc. Lxs presentadores mostraron imágenes de supermercados quemados y policías heridxs mientras se descuidaban de reconocer la guerra militar asimétrica contra los manifestantes chilenxs. Tampoco se habló del “saqueo” que las multinacionales estadounidenses y europeas han cometido y siguen cometiendo en Wallmapu.
También similar a Ferguson en los EEUU en 2014, hay un sector de la élite gobernante que apoya superficialmente las protestas, pero está horrorizado por su 'falta de liderazgo' y / o ' falta de demandas cohesivas'. En este argumento hay un desdén hacia la política de la calle; la incapacidad de imaginar que jóvenes de la población tienen la capacidad de desarrollar propuestas viables para un cambio estructural radical. Un presentador incluso expresó incredulidad por lo violento que lxs manifestantes han sido hacia lxs militares en las calles(!), casi incapaces de comprender la urgencia y el coraje con el que lxs chilenxs jóvenes y viejxs han superado cualquier miedo de los años de la dictadura militar.
Nuevamente, similar a Ferguson en los EEUU en 2014, la clase dominante no está dispuesta a aceptar evidencias claras de abusos de los derechos humanxs, citando 'algunas manzanas podridas' en lugar de, en el caso chileno, reconocer que el nivel actual de brutalidad es un extensión directa de la violenta represión militar vista durante los años de la dictadura de Pinochet. Cuando traté de hablar sobre el centro secreto de tortura debajo de la estación de metro Baquedano (donde decenas de hombres y mujeres han sido violados en las últimas dos semanas), los moderadores me hicieron callar, bajo el pretexto de que se me había acabado el tiempo de hablar.
Un sector de la clase dominante chilena no está dispuesta a reconocer el neoliberalismo como un proyecto sociopolítico, más allá de un simple proyecto económico. Muchxs en la sala expresaron sorpresa e incredulidad ante las protestas, citando el “milagro chileno”, el “alto PIB”, la “economía en auge”, etc. Un computin astuto en la audiencia dio algunas buenas estadísticas que destacan la crisis de salud mental en Chile, que tiene algunas de las tasas más altas de suicidio y el uso de antidepresivos en el hemisferio. Sin embargo, el vínculo no se hizo explícitamente con los monopolios farmacéuticos, las pensiones utilizadas para apostar en el mercado de valores, y la desregulación de industrias claves de condicionamiento social, incluida la educación pública y los medios de comunicación.
Se presentaron 2 teorías académicas que necesito investigar más a fondo, pero en la superficie parecen tratar de explicar las protestas a través de un psicoanálisis del pueblo chileno, en lugar de un análisis de las condiciones materiales: Teoría de la Gobernanza Criminal y Teoría de la Privación Relativa. Las palabras Anomia y Desviación fueron abundantes al describir estas teorías. Tuve la sensación de que estaban tratando de argumentar que la sociedad chilena está predispuesta a un cierto nivel de violencia, pero en su análisis divorciaban esa violencia intracomunitaria de la violencia estructural (austeridad) impuesta desde arriba. Tampoco se mencionó el papel que la familia de Pinochet jugó en el trafico de cocaína/crack, que ha destruido el tejido social de los barrios empobrecidos de Chile.
El neoliberalismo ya no es viable para un sector de la clase dominante chilena. Están comenzando a reconocer que la desigualdad estructural a largo plazo y las inevitables revueltas populares son una amenaza real para el orden gobernante. La inevitable caída del petrodólar y la transición de un consenso neoliberal liderado por EEUU, a un capitalismo de monopolio digital multipolar, está obligando a la clase dominante chilena a realinear sus prioridades y lealtades para abordar su supervivencia a largo plazo. Esto incluye el análisis de datos masivos de las interacciones de las redes sociales con las protestas, para determinar mejor el curso de acción apropiado- nuevamente, para asegurar su supervivencia y que el orden gobernante permanezca.
Nadie en la sala reconoció el papel de Estados Unidos en la creación de las desigualdades estructurales que han llevado a estas protestas, o el papel Israelí en la represión de estas protestas. Nadie en la sala reconoció el nefasto papel desempeñado por la Universidad de Chicago, la Fundación Carnegie y la Fundación Rockefeller, todos los cuales tenían afiliados en la sala como público y / o presentadores. En resumen, la sala estaba llena de personas que, en el mejor de los casos son 'ni chicha ni limonada', es decir tecnócratas que se inclinan por alguna idea fallida de imparcialidad académicamente rigurosa y, en el peor de los casos, son 'peligrosos mercenarios', ideólogos de la oligarquía transnacional chilena-estadounidense. De cualquier manera, en mi opinión, son enemigos de la mayoría de chilenxs.
Nota personal:
Gracias a mi padre, un sobreviviente de los campos de concentración de Pinochet, que me alertó, me invitó, y me acompañó a este evento en la Universidad de Chicago. Sin él, habría sido una voz solitaria en esa sala. Su presencia me dio el coraje para hablar, ya que también expresó su apoyo a lxs manifestantes en Chile, hablando desde la perspectiva de haber estado recientemente en algunos de los cacerolazos en las calles de Santiago.
Debemos mantener la vista en Chile. Es el canario en la mina de carbón. La privatización y el neoliberalismo cruel han gobernado en Chile desde fines de la década de 1970, un experimento económico que ha sometido por décadas a chilenos a algunas de las medidas de austeridad que recien vemos impuestas en todo el mundo hoy. La forma en que el pueblo chilenx responde a esta nueva crisis en el capitalismo, cómo aquellxs de nosotrxs que vivimos en el vientre de la bestia apoyamxs a lxs chilenxs en las calles que exigen una vida digna desde Arica hasta Punta Arenas, será crucial para determinar si esta crisis actual nos trae un paso más cerca al fascismo o la liberación.
G1 es uno de los cantantes de Rebel Diaz, con su hermano RodStarz.
Desde su página web: “somos hermanos nacidos en el South Bronx, New York. Somos hijos de refugiados políticos de Chile que huyeron de una dictadura financiada por la CIA en la década de 1970. La revolución nos crió, y la cultura del Hip-Hop nos proporcionó nuestra propia Nueva Canción. Hemos estado haciendo rap rebelde desde la era de Clinton, compartiendo nuestra historia y la de nuestra gente; el barrio, 'el hood', los pobres, los inmigrantes. Nuestro sonido bilingue ha sido moldeado por piezas de folk sudamericano, house, y percusión latina que se deprimen con boom-bap breaks y 808s.”
