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Palestina será libre

Los socialistas siempre han considerado la creación del Estado de Israel como un proyecto de los países colonizadores occidentales. Los Estados capitalistas de Europa y Estados Unidos que apoyaron la creación de Israel lo hicieron por dos razones: para establecer un punto de apoyo político en una región rica en petróleo a la que querían tener acceso para construir su maquinaria capitalista, y para crear una tierra natal para los judíos que, para empezar, no querían realmente en sus propios países. Desde su creación en 1948, Israel ha servido como vigilante de Estados Unidos.

Fueron los palestinos quienes pagaron el precio de este proyecto colonizador y arreglo imperial.  Se les arrebató su territorio autóctono. Se les negó un estado.  Se les obligó a vivir bajo una partición de las Naciones Unidas que no apoyaban. Más de 750.000 palestinos fueron desplazados durante la Nakba, o “catástrofe”, de la creación de Israel; muchos miles más fueron asesinados.

Desde la Nakba de 1948, los países occidentales han seguido respaldando al Estado de Israel y privando de sus derechos a los palestinos para proteger sus intereses económicos y militares. El sionismo como movimiento político de supremacía racial judía no ha hecho más que fortalecerse.  Hoy en día, el gobierno de Netanyahu que exige la expansión de los asentamientos, y los dirigentes israelíes que describen a los palestinos como “animales humanos”, lo hacen en nombre de la supremacía racial y del beneficio económico para la mayoría judía de Israel.

La actual resistencia palestina es una huelga y un gran golpe contra estas circunstancias existentes.  La Operación Inundación Al Aqsa ha logrado romper las barreras históricas destinadas a aislar a los palestinos atrapados en Gaza de su patria.  Se trata de una guerra de guerrillas destinada a recuperar tierras y pueblos robados y saqueados por Israel. Sus objetivos principales son las instituciones israelíes que históricamente han oprimido a los palestinos: comisarías de policía, soldados y puestos avanzados de las Fuerzas de Defensa israelíes e instalaciones militares.  Como han dicho los dirigentes de Hamás sobre la operación, su objetivo es mostrar al mundo que los 75 años de colonización y ocupación de Palestina deben “rendir cuentas”.

La operación de la guerrilla palestina amenaza el orden mundial capitalista y colonial occidental que ayudó a crear Israel en primer lugar. Esa es la razón por la que prácticamente todos los Estados europeos, Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, han calificado a Hamás de “terrorista” y han prometido aumentar la ayuda militar a Israel. Estados Unidos ya da más ayuda a Israel—3.000 millones al año—que a cualquier otro país. Desde 1946, Estados Unidos ha dado 158.000 millones de dólares sólo en ayuda militar, para construir el Estado sionista como instrumento militar para imponer el dominio imperial dirigido por Estados Unidos en Oriente Medio.

Esta ayuda ha permitido la invasión masiva y la expansión de los asentamientos israelíes en Palestina destinados a garantizar que los palestinos nunca puedan regresar a su tierra natal. Paga los continuos asesinatos de cientos de palestinos que intentan resistirse a la ocupación. Permite la construcción del enorme Muro del Apartheid (segregación racial) que atraviesa la Palestina histórica y separa a los palestinos entre sí, de su tierra y de su agua. Ha financiado el encierro de Gaza en el mayor campo de prisioneros del mundo.

La mayor esperanza para los socialistas y radicales que apoyan a los palestinos es que el actual levantamiento palestino se extienda por toda la región. La posible emancipación de los palestinos de la ocupación reside en la fuerza de un número masivo de la clase obrera árabe en países como Jordania, Siria, Líbano, Egipto, Marruecos y Túnez. La Primavera Árabe de 2011-2012 vio un gigantesco repunte en el apoyo a los palestinos por parte de muchas de estas personas. Es una de las razones por las que las revoluciones árabes fueron tan violentamente reprimidas por los regímenes autocráticos y represivos respaldados por Estados Unidos e Israel. Sólo la clase obrera árabe de la región tiene el poder acumulativo para golpear tanto a Israel como a los regímenes que lo apoyan, como Estados Unidos.

Un levantamiento de este tipo pondría al descubierto la pura hipocresía de los Estados que apoyan la autodeterminación Ucraniana frente a la ocupación Rusa, pero no la autodeterminación Palestina frente a la de Israel. Este doble estándar es el legado del colonialismo, el racismo y la islamofobia. Incluso cuando trata de destruir a todo Hamás, Israel ha convertido en objetivos especiales las mezquitas palestinas, sabiendo también perfectamente que estos lugares se utilizan como santuarios durante los bombardeos israelíes. Los medios de comunicación occidentales han repetido como cotorras la narrativa israelí de que la resistencia dirigida por Hamás equivale a un “11-S” israelí.  Esta formulación deja claro el vínculo entre Israel y Estados Unidos como aliados políticos de larga trayectoria en la violencia colonial de los colonos.

Quienes apoyan a los palestinos deberían apoyar también el llamamiento palestino al Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel. El movimiento BDS pretende devolver las tierras árabes robadas, sancionar a Israel por su ocupación ilegal y aislar el apartheid israelí en la comunidad mundial:

Los socialistas de todo el mundo están con los palestinos y rechazan el sionismo y el colonialismo capitalista occidental. Los socialistas exigen la igualdad de derechos democráticos para los palestinos y el fin de la ocupación ilegal de Palestina. Los socialistas apoyan el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel, la devolución de las tierras palestinas robadas y el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de los palestinos, incluido el derecho a la autodefensa.

¡Del río al mar, Palestina debe ser libre!

Traducido por Josué Ammerman. 

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