Por qué necesitamos teoría
El asalto de Israel a los Palestinos en estos momentos es la ofensiva más extrema que Israel ha lanzado en décadas. Cientos de miles de personas están tomando las calles de todo el mundo para protestar contra el bloqueo Israelí de Gaza. Las manifestaciones generalizadas en todo Medio Oriente han amenazado la inestabilidad y han desempeñado un papel en el llamado de Biden a Israel para que frene el genocidio.
A medida que los medios de comunicación siguen cubriendo los acontecimientos que se desarrollan en Gaza y crece el movimiento para defender el derecho de los Palestinos a existir, se hace evidente la necesidad de la teoría Marxista. Sin ella, el marco que se le da a la gente nos lleva a defender y apoyar el status quo, o en este caso, a Israel como un Estado de colonizadores.
Los medios de comunicación se refieren al bloqueo de Gaza como la guerra entre Israel y Hamás. Esto fomenta la ficción de que hay dos bandos en este “conflicto” en lugar de una masacre unilateral. Se compara a Hamás, una organización formada por un pequeño número de individuos, con un estado poderoso que tiene un ejército completo y el peso de miles de millones de dólares en armas y ayuda militar de Estados Unidos detrás (además de tropas terrestres Estadounidenses listas para intervenir). También es digno de mencionar cómo los medios de comunicación informan de lo que está ocurriendo “en Israel” como si los Palestinos vivieron en tierra Israelí.
La necesidad de la teoría Marxista es especialmente evidente cuando se observa lo que está ocurriendo en Estados Unidos. Decenas de miles de personas han acudido a las manifestaciones celebradas en todas las grandes ciudades. La bandera Palestina ha estado en primer plano en las protestas. Además, por primera vez en una generación, hay un movimiento pacifista judío que participa activamente y desempeña un papel destacado en el movimiento de solidaridad con Palestina de Estados Unidos. Se trata de un avance importante y bienvenido.
Sin un marco Marxista y Antiimperialista claro, los slogans que dominan las redes sociales sirven para legitimar el estado Israelí y el derecho de Israel a existir.
No hay forma más clara de distinguir entre judaísmo y sionismo que ver a miles de judíos Estadounidenses protestando contra Israel y solidarizándose con los Palestinos. Sin embargo, sin un marco Marxista y Antiimperialista claro, los slogans que dominan las redes sociales sirven para legitimar el estado Israelí y el derecho de Israel a existir. Los llamados al cese de fuego, a la paz y al fin del conflicto fomentan la narrativa de dos lados iguales que son igualmente culpables de la situación. La resistencia Palestina a la aniquilación se compara con el proyecto colonial de genocidio de Israel.
Esto también se ha expresado visualmente. Hay una imagen que está siendo ampliamente compartida por quienes apoyan genuinamente a los Palestinos. Consiste en el llamado al cese de fuego, una paloma de la paz y Ana Frank. Aunque es comprensible que la gente establezca una comparación entre el Holocausto y el genocidio, las palabras y las imágenes siguen otorgando validez al Estado de Israel y, quizá sin querer, describen únicamente el sufrimiento Judío, mientras que los Palestinos son borrados de la imagen y de su propia lucha por la existencia.
Ser capaz de ver a través del lenguaje y las imágenes que se han normalizado como la forma de discutir la situación en Palestina, requiere algo más que el conocimiento de por qué se creó Israel y la historia de Israel y su proyecto colonial de colonización que ha reclamado la gran mayoría de la tierra Palestina y ha creado condiciones de segregación racial.
Los palestinos no sólo tienen derecho a resistir sus condiciones de ocupación colonial, sino que su resistencia es también contra un sistema más amplio de colonialismo e imperialismo.
Como Marxistas, vemos a Israel como un Estado colonial de colonizadores que no tiene derecho a existir en tierra Palestina robada. Entendemos que los palestinos no sólo tienen derecho a resistir sus condiciones de ocupación colonial, sino que su resistencia es también contra un sistema más amplio de colonialismo e imperialismo. La estrategia imperial estadounidense para dominar Medio Oriente, rico en petróleo, es la razón de la existencia de Israel. Esa es la razón por la que Estados Unidos ha decidido gastar más de 8 billones de dólares en la invasión de Afganistán y la invasión y ocupación de Iraq, bajo la falsa justificación de “luchar contra el terror”. Más de 900.000 personas han muerto en estas guerras.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como superpotencia imperial y comenzó a utilizar su poderío militar para obtener acceso al petróleo de Medio Oriente para las compañías petroleras Estadounidenses. Israel forma parte del dominio Estadounidense en la región y ha desempeñado un papel fundamental en la derrota militar, la vigilancia y el sometimiento de las naciones Árabes y en la represión de los movimientos de liberación nacional y los gobiernos de la oposición en toda la región.
Antes de Estados Unidos, Inglaterra y Francia dominaban la región y actuaban de manera similar, invadiendo y respaldando a dictadores y monarcas para mantener el petróleo barato y accesible para sus respectivas compañías petroleras. Las relaciones Imperialistas y las intervenciones militares Británicas, Francesas y Estadounidenses en toda la región desde principios del siglo veinte se han mantenido mediante la fuerza de las armas para generar enormes beneficios para sus clases Capitalistas, mantener alejados a sus rivales Imperiales y desarrollar sus economías capitalistas.
Las fronteras actuales de Medio Oriente fueron creadas por estas potencias coloniales para garantizar unas naciones árabes debilitadas y divididas como instrumento de dominio colonial directo hasta que la resistencia anticolonial (y posteriormente la destrucción masiva de la Segunda Guerra Mundial) hizo insostenibles estos acuerdos. Desde entonces, las fronteras y relaciones coloniales se han mantenido de diferentes maneras, incluyendo el apoyo al establecimiento y armamento del Estado sionista de Israel, apuntalando y apoyando golpes contrarrevolucionarios, dictaduras corruptas y monarquías reaccionarias, y mediante intervenciones militares directas cuando ha sido necesario.
Esta necesidad de las potencias imperialistas de dominar a través de la guerra, la ocupación, el mantenimiento forzoso de las divisiones nacionales y étnicas, y la instalación y el apoyo a dictaduras títeres está integrada en el funcionamiento del Capitalismo. Las empresas compiten en un mercado global y utilizan el ejército de su país para asegurarse los recursos y la mano de obra más baratos de todo el mundo, así como para abrir nuevos mercados donde vender sus productos.
Capitalismo e Imperialismo van de la mano, y no es sólo un fenómeno de Estados Unidos y Europa Occidental. Japón colonizó Corea y China. Rusia intenta actualmente ocupar Ucrania. China tiene la mira puesta en Taiwán. Todo el continente africano fue repartido entre los países Europeos. Sólo durante la ocupación Belga murieron más de 10 millones de personas.
El propio Capitalismo nunca podría haber surgido sin siglos de secuestros masivos y muertes de Africanos que fueron enviados a todo el mundo para ser torturados y obligados a la esclavitud, junto con guerras genocidas de desplazamiento de los pueblos indígenas.
La creación de Israel es parte esencial de la division Imperialista del mundo en “esferas de influencia” dominadas por las principales potencias capitalistas.
La creación de Israel es parte esencial de la division Imperialista del mundo en “esferas de influencia” dominadas por las principales potencias capitalistas”, en este caso Estados Unidos y Europa. Como dijo el periódico Israelí Ha'aretz en 1951, sólo 3 años después de la Nakba:
Israel se convertirá en el perro guardián. No hay temor de que Israel emprenda ninguna política agresiva hacia los Estados Árabes cuando contradiga explícitamente los deseos de Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero si por alguna razón las potencias occidentales prefirieron a veces cerrar los ojos, se podría confiar en Israel para castigar a uno o varios Estados vecinos cuya descortesía hacia el Oeste fuera más allá de los límites de lo permisible.
Esta dinámica da la vuelta por completo a la relación entre Israel y Estados Unidos, a menudo mal entendida, según la cual Israel ejerce un misterioso control sobre la política Estadounidense. En cambio, cuando entendemos el apoyo de Estados Unidos y Europa Occidental al Sionismo como parte del proyecto más amplio del imperialismo en la región, podemos ver que es Israel quien efectivamente hace la voluntad de Estados Unidos y Europa, y no al revés. A cambio, las potencias imperialistas dan rienda suelta a los Sionistas para que lleven a cabo un genocidio contra los Palestinos nativos.
Contextualizar el asalto de Israel contra los Palestinos como parte del proyecto más amplio del Imperialismo Estadounidense y del control del petróleo, significa no mirar a ningún Estado para que intervenga y “salve” a los Palestinos. A Rusia, China o cualquier otro país le gustaría controlar el petróleo en Medio Oriente tanto como a sus rivales imperiales si tuvieran la capacidad militar para enfrentarse a Estados Unidos.
También significa no ofrecer ningún apoyo tácito a Israel o creer que un cambio en los líderes individuales mejorará la situación.
La teoría marxista no sólo trata de entender lo que motiva el asesinato de miles de Palestinos, sino que también es una guía sobre cómo contraatacar de manera que se construya la solidaridad con los Palestinos, se debilite la construcción del Imperio en Medio Oriente y, en última instancia, se amenaze al capitalismo.
Traducido por Josué Ammerman.
