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Israel es culpable de genocidio pero la ley no nos salvará

La presentación por Sudáfrica de un caso de genocidio contra el Estado de Israel ante la Corte Internacional de Justicia de los Países Bajos la semana pasada arrojó una luz crucial sobre las horribles condiciones que siguen soportando los Palestinos. Desde que Israel comenzó su guerra contra Gaza en octubre, más de 23.000 Palestinos han muerto, más de 50.000 han resultado heridos y 1,8 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares. Más de 9.000 niños Palestinos han muerto. Gaza está al borde de la hambruna. Las enfermedades proliferan en Gaza.

Todos estos detalles formaban parte de la causa judicial sudafricana en la que se afirmaba que Israel viola el derecho internacional.  Israel es parte en la convención internacional sobre el genocidio de 1948, que clasifica el asesinato intencionado “total o parcial” de un grupo específico de personas. La convención sobre el genocidio formaba parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948 que, en teoría, pretendía desalentar un segundo Holocausto como el perpetrado por Alemania contra 6 millones de judíos.

La creación de las Naciones Unidas en 1945 se presentó al mundo como un intento de crear normas internacionales de derecho o lo que se conoce como un “orden internacional basado en normas”. La Corte Internacional de Justicia, donde Sudáfrica está presentando su caso por genocidio, es de hecho la sala de audiencias de las Naciones Unidas.

Pero los Marxistas sostienen que lo que se conoce como la “ley” es en sí misma una herramienta creada por los Estados capitalistas para crear, mantener y preservar el poder de los ricos. Como dice un académico del derecho, la ley “es el brazo del aparato estatal que proporciona diariamente el mecanismo institucional estándar para la represión de las clases subordinadas.” Por ejemplo, la mayoría de las leyes protegen la riqueza y la propiedad privada. Mientras que los propietarios capitalistas roban “legalmente” el valor de tu trabajo para enriquecerse, la forma más rápida de que los trabajadores y los pobres vayan a la cárcel es “robar” algo a los propietarios capitalistas.

En cuanto al derecho internacional, también fue creado por los Estados capitalistas ricos para proteger y preservar su propia riqueza y poder. Por ejemplo, aunque las Naciones Unidas crearon una convención sobre el genocidio, no hicieron nada para desafiar o desmantelar el sistema de colonialismo que existía cuando se creó la ONU. Se contentó perfectamente con crear leyes que pretendían crear derechos humanos “universales” cuando muchas personas en el mundo seguían sin tener prácticamente ningún derecho.

Israel es un excelente ejemplo de este doble estándar. Desde su creación en 1948, las Naciones Unidas han aprobado numerosas resoluciones condenando sus supuestas violaciones del derecho internacional contra los Palestinos. Sin embargo, en más de 40 ocasiones diferentes, Estados Unidos ha vetado estas resoluciones, haciéndolas ineficaces. Lo ha hecho para proteger sus intereses económicos -como el petróleo de Medio Oriente- a través de los cuales la fuerza israelí le ayuda a acceder.

Esto está en línea con el análisis marxista del derecho, que identifica cómo la legalidad burguesa “disfraza la presencia de la dominación de clase tras la máscara de la igualdad formal de acceso al poder.”

De hecho, las audiencias ante la Corte Internacional de Justicia están llenas de hipocresía legal arraigada en los intereses capitalistas. Las audiencias se están celebrando en los Países Bajos, uno de los países que participaron en el bombardeo de Yemen, el mismo día que las propias audiencias. Esos bombardeos fueron para proteger a Israel de los Houthis, que han atacado las líneas marítimas del Mar Rojo para protestar por el bombardeo israelí de Gaza. En otras palabras, los bombardeos eran para proteger la propiedad privada. Mientras tanto, el gobierno de Sudáfrica, que está presentando la acusación de genocidio contra Israel, ha participado en la brutal represión y asesinato de su propio pueblo y no ha rendido cuentas. En 2012, por ejemplo, la policía abatió y asesinó a 34 mineros en huelga por orden del gobierno durante la masacre de Markana.

Por lo tanto, si bien es bueno que los crímenes de genocidio de Israel y la complicidad de EE.UU. se hagan públicos para que el mundo los vea, nosotros, como revolucionarios, debemos entender que los Estados capitalistas, los tribunales burgueses y el derecho internacional no detendrán ni pueden detener al imperialismo estadounidense, al Estado sionista y a la violencia de los colonizadores, ni traer nuestra liberación de ninguna manera. Tenemos que organizarnos para hacerlo nosotros mismos.

Traducido por Josué Ammerman. 

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